Los estragos de la pandemia en la economía de México se han ido visibilizando desde el 2020 cuando se desplomó un 8.2%, sin embargo para el 2021, a pesar de las expectativas positivas, solo creció un 5%, ya que por dos trimestres consecutivos hubo retrocesos, a esta consecución de trimestres con cifras rojas se le conoce por la jerga de los expertos como “recesión técnica”. Para el último trimestre la economía cayó un 0.1%, según datos del INEGI, por lo que aún estamos lejos de poder hablar de una estabilidad.
El país no se encuentra en una crisis, sin embargo no ha podido avanzar gracias a la cuarta ola, las disrupciones en las cadenas de suministro, la alta inflación, así como los efectos de una nueva legislación en materia de subcontratación y la incertidumbre de los empresarios son razones que abonan al estancamiento.
Con el gasto fiscal controlado y una política de aumento en las tasas de interés por parte del banco central, las expectativas de un crecimiento más veloz cedieron terreno a la idea de un crecimiento mucho más gradual para este año.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), creen que en el 2022 la economía mexicana crecerá alrededor de un 2.8%, sin embargo, algunos analistas han bajado los pronósticos. La evolución dependerá de muchos factores como la pandemia, la crisis en las cadenas de suministro a nivel global, la fabricación de automóviles, el precio del petróleo, etc., y por supuesto, el rumbo que tomen las dos economías más grandes del mundo: Estados Unidos y China. El presidente López Obrador declaró que se espera un crecimiento del 5% en 2022, 2023 y 2025
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